Desde que se jugó la final del Mundo entre Uruguay y Brasil en Maracaná los partidos entre ambas selecciones no pudieron evitar que se hablara de lo que paso ese 16 de Julio de 1950.
En 1983 se jugaba la Copa América, última vez que la misma se disputaba con el régimen de partidos de ida y vuelta, no como ahora con un sede fija en un determinado país.
Ese torneo trajo consigo determinados hechos que pasaran a la historia, el más representativos entre las cosas negativas fue la fractura de Fernando Morena a manos (mejor dicho a pié) del defensa venezolano René Torres.
En lo que respecta a las cosas positivas, sin duda y por sobre todo fue el título logrado, pero siguiendo a éste, fue aquel gol formidable a cargo del lateral de Peñarol Víctor Hugo Diogo (para el que no lo sabe padre del actual jugador Carlos Diogo) ante los brasileros en la primera de las finales jugada en el Estadio Centenario, la jugada contó también con un "sombrerito" sobre la humanidad de un defensa norteño, el que parecía carioca era el oriental y uruguayo el rival, lujos que nos podíamos dar en aquella gloriosa década de los 80's.
Fueron momentos que al enfrentar a "los bayanos" lo primero que se nos venía a la cabeza era la victoria, cosa que hoy en día con un empate estamos conformes (a pesar de que todavía no nos han podido ganar por las últimas dos eliminatorias, detalle para nada menor).
No era de sorprender que nos teníamos una fe bárbara para ganarles, a pesar que históricamente no hemos sido superiores en lo que respecta a partidos jugados entre si, el fútbol uruguayo venía con una carga positiva emocional a cuestas, que para los brasileros era algo bastante bravo poder sobrellevar.
No creo en "los fantasmas del Maracaná", pero que los hay, los hay, y hace veinticinco años atrás volaban más seguido porque los jugadores de turno, le sumaban calidad sobrada.
En lo que respecta a nivel de clubes, Nacional venía de ganarle al Internacional de Porto Alegre en las finales de la Copa Libertadores de 1980, Uruguay de ganar la Copa de Oro en 1981, Peñarol de eliminar en la Copa Libertadores de 1982 al Flamengo y San Pablo, en los Panamericanos de Venezuela de 1983 se les había ganado la final por la medalla de Oro 1 a 0, y se pueden seguir sumando triunfos.
Volviendo a lo nuestro, que es la final de la Copa América edición 1983, los finalistas eran los rivales de siempre, uruguayos y brasileros.El sorteo quiso que la primer final se disputaría en Montevideo, la misma se jugó el 27 de Octubre, los celestes derrotaron a sus rival de turno 2 a 0.Los goles fueron convertidos por Enzo Francescoli de tiro libre y Víctor Diogo (fue el gol relatado más arriba).
La revancha se fijó para el 4 de Noviembre en el Estadio Fonte Nova (Fuente Nueva) de la Ciudad de Salvador (Bahía).
Con el empate los dirigidos por Omar Borras serían los campeones, pero la cosa se puso fulera cuando Jorginho ponía el 1 a 0.
A falta de pocos minutos para el final, Venancio Ramos, toma la pelota, le hace "la boba" a Junior (nada menos) y levanta un centro perfecto para el "Patito más chico", Carlos Aguilera, que cabeceó ganándole en el salto a los defensas Marcio y Mozer, que es lo mismo que decir de que Marcelo Capalbo le ganara en un salto a Tim Duncan y Yao Ming. El delantero uruguayo la colocó en el ángulo del arco defendido por Leao.
De ahí en más había que esperar que el juez peruano Edison Pérez pitara el final y así llegar a la consagración continental.Una vez más los uruguayos hacían silenciar un estadio brasilero (y todo el pueblo atrás).Los "Fantasmas del Maracaná" nuevamente se habían instalado y parecía que se iban a quedar para siempre.
Esa noche primaveral Uruguay saltó al terreno con: Rodolfo Rodríguez, Nelson Gutiérrez, Eduardo Acevedo, Víctor Diogo, Nelson Agresta, Washington González, Carlos Aguilera (Miguel Bossio), Jorge Barrios, Wilmar Cabrera, Enzo Francescoli, Luis Acosta (Venancio Ramos). Director Técnico: Omar Borras
En 1983 se jugaba la Copa América, última vez que la misma se disputaba con el régimen de partidos de ida y vuelta, no como ahora con un sede fija en un determinado país.
Ese torneo trajo consigo determinados hechos que pasaran a la historia, el más representativos entre las cosas negativas fue la fractura de Fernando Morena a manos (mejor dicho a pié) del defensa venezolano René Torres.
En lo que respecta a las cosas positivas, sin duda y por sobre todo fue el título logrado, pero siguiendo a éste, fue aquel gol formidable a cargo del lateral de Peñarol Víctor Hugo Diogo (para el que no lo sabe padre del actual jugador Carlos Diogo) ante los brasileros en la primera de las finales jugada en el Estadio Centenario, la jugada contó también con un "sombrerito" sobre la humanidad de un defensa norteño, el que parecía carioca era el oriental y uruguayo el rival, lujos que nos podíamos dar en aquella gloriosa década de los 80's.
Fueron momentos que al enfrentar a "los bayanos" lo primero que se nos venía a la cabeza era la victoria, cosa que hoy en día con un empate estamos conformes (a pesar de que todavía no nos han podido ganar por las últimas dos eliminatorias, detalle para nada menor).
No era de sorprender que nos teníamos una fe bárbara para ganarles, a pesar que históricamente no hemos sido superiores en lo que respecta a partidos jugados entre si, el fútbol uruguayo venía con una carga positiva emocional a cuestas, que para los brasileros era algo bastante bravo poder sobrellevar.
No creo en "los fantasmas del Maracaná", pero que los hay, los hay, y hace veinticinco años atrás volaban más seguido porque los jugadores de turno, le sumaban calidad sobrada.
En lo que respecta a nivel de clubes, Nacional venía de ganarle al Internacional de Porto Alegre en las finales de la Copa Libertadores de 1980, Uruguay de ganar la Copa de Oro en 1981, Peñarol de eliminar en la Copa Libertadores de 1982 al Flamengo y San Pablo, en los Panamericanos de Venezuela de 1983 se les había ganado la final por la medalla de Oro 1 a 0, y se pueden seguir sumando triunfos.
Volviendo a lo nuestro, que es la final de la Copa América edición 1983, los finalistas eran los rivales de siempre, uruguayos y brasileros.El sorteo quiso que la primer final se disputaría en Montevideo, la misma se jugó el 27 de Octubre, los celestes derrotaron a sus rival de turno 2 a 0.Los goles fueron convertidos por Enzo Francescoli de tiro libre y Víctor Diogo (fue el gol relatado más arriba).
La revancha se fijó para el 4 de Noviembre en el Estadio Fonte Nova (Fuente Nueva) de la Ciudad de Salvador (Bahía).
Con el empate los dirigidos por Omar Borras serían los campeones, pero la cosa se puso fulera cuando Jorginho ponía el 1 a 0.
A falta de pocos minutos para el final, Venancio Ramos, toma la pelota, le hace "la boba" a Junior (nada menos) y levanta un centro perfecto para el "Patito más chico", Carlos Aguilera, que cabeceó ganándole en el salto a los defensas Marcio y Mozer, que es lo mismo que decir de que Marcelo Capalbo le ganara en un salto a Tim Duncan y Yao Ming. El delantero uruguayo la colocó en el ángulo del arco defendido por Leao.
De ahí en más había que esperar que el juez peruano Edison Pérez pitara el final y así llegar a la consagración continental.Una vez más los uruguayos hacían silenciar un estadio brasilero (y todo el pueblo atrás).Los "Fantasmas del Maracaná" nuevamente se habían instalado y parecía que se iban a quedar para siempre.
Esa noche primaveral Uruguay saltó al terreno con: Rodolfo Rodríguez, Nelson Gutiérrez, Eduardo Acevedo, Víctor Diogo, Nelson Agresta, Washington González, Carlos Aguilera (Miguel Bossio), Jorge Barrios, Wilmar Cabrera, Enzo Francescoli, Luis Acosta (Venancio Ramos). Director Técnico: Omar Borras
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