El año 1976 fue para Silvester Stallone lo mismo que para Defensor (en ese año Club Atlético Defensor).
Don Stallone hoy reconocido por Rocky fue el que escribió y protagonizó el comienzo de la saga cinematográfica que continua hasta hoy. Con una pequeña gran historia, y poco dinero obtuvo la gloria en el cine de Hollywood: Oscar de la Academia (Mejor Película, Mejor Montaje, Mejor Director).
Casi al mismo tiempo que Balboa, Defensor, la viola del Parque Rodó, , con la humildad y grandeza de su Presidente Julio César Franzini, la conducción técnica del Profesor De León y el brillante desempeño de sus futbolistas lograron quebrar la historia del fútbol uruguayo y ser la renovación, el mojón del cambio del máximo deporte compatriota.
Rocky era un italo americano oriundo de Filadelfia en Pensylvania, de condición modesta, que vivía de un sueldo como matón, con características de un ex buen boxeador. Hablaba de forma particular, recordando a Brando en Nido de Ratas, pero esa es otra historia.
Defensor era y es bien uruguayo. Su nombre inicial fue “Defensores de la Huelga” oriundo de Punta Carretas comenzó a razón de los pibes y trabajadores de la fábrica de vidrio ubicada en dicho barrio.
En ese año de 1976, tanto Rocky como La Viola, sin querer, comenzaron a tomar protagonismo de a poco y casi sin darse cuenta.
El corpulento Balboa que entrenaba en un gimnasio con el gran actor Burguess Meredith se enteró que Apolo Creed el campeón del mundo de los pesos pesados se había quedado sin contrincante y no encontraba rival que se atreviera a enfrentarlo.
Faltando solamente seis semanas para la fecha del combate el Moreno Creed no decidió buscar a un desconocido que quisiera enfrentarlo solamente por el dinero y observando peleas, le hace la propuesta a Rocky Balboa.
Defensor comenzó el campeonato como uno más, uno más entre los “chicos” que enfrentaban el poderío de los “grandes”, Nacional y Peñarol. Hasta que los resultados empezaron a reflejarlo como el protagonista exclusivo del torneo. De chico casi nada.
Rocky comenzó su pelea final con Apolo como un pugilista más. Si bien entrenado, en decadencia. Los espectadores solo esperaban el KO que pondría todo en su debido lugar.
Defensor al paso de las fechas como Rocky a paso de los round, sorprendían a propios y extraños, generando estupor en la afición que miraban con otros ojos, con esa mezcla de sorpresa conjugada con admiración.
Tanto el Philadelphia Spectrum como el Estadio Luís Franzini fueron los “coliseos visuales” de ambas gestas, una el 1 de Enero y la otra el 25 de Julio.
El retador luchando en los quince rounds, como Defensor en las veintidós fechas, se enmarcaron en la consigna de llegar al sitial reservado para los elegidos.
Rocky se puso el traje de campeón, sorteando con golpes y fintas, transformándose en protagonista como también lo hizo Defensor, peleándole y superando a los equipos grandes, el destino se encapricho con Rentistas para que este tuviera el co-protagonismo en la última batalla disputada aquella gélida tarde de invierno montevideano (triunfo violeta por 2 a 1).
El campeón del Mundo Apolo Creed tambaleaba, de la misma forma que hizo Defensor con la historia.
Nacional y Peñarol acostumbrados a finalizar los torneos con la vuelta olímpica, se tuvieron que conformar mirando de atrás al nuevo y extraño campeón.
Apolo acostumbrado a tener que inclinar su cabeza hacia abajo para mirar a su oponente en suerte sobre la lona, tuvo que mirar de frente a su nuevo rival a pesar de haber ganado por puntos.
En 1976, uno en la ficción, otro en la realidad, supieron quebrar la historia de la cinematografía y el deporte, ya nada sería lo mismo.